Este antiguo cuento, conocido como Los seis sabios ciegos, originario de India, nos enseña que la realidad que creemos conocer no es completa.
LA PARÁBOLA
Existía en la India una pequeña aldea donde vivían seis sabios ciegos que siempre estaban compitiendo para ver quién era más sabio.
Un día llegó a la aldea un gran elefante y comenzaron una discusión sobre cómo era un elefante y para salir de dudas, decidieron que la mejor forma de saber cómo era sería palpándolo con sus manos y así lo hicieron.
Cuando se acercaron al elefante, cada uno iba describiendo lo que tocaba, y por lo tanto, su idea de lo que era un elefante.
El primer sabio tocó una pierna y dijo que un elefante era como el tronco de un árbol.
El segundo sabio tocó la oreja del elefante y la describió como un enorme abanico.
El tercer sabio, palpando el costado del elefante, llegó a la conclusión de que era como un gran muro de barro seco.
El cuarto sabio, al tocar la cola dijo que parecía una vieja y áspera cuerda.
El quinto sabio, palpando el colmillo lo describió como una lanza.
El sexto sabio ciego tras tocar la trompa aseguró que era como una gran serpiente.
Tras esto, entraron en una nueva discusión sobre la apariencia del elefante, ya que cada uno creía que los demás estaban equivocados, pues cada uno de ellos había experimentado como era la forma de un elefante.
¿CUÁL ES LA ENSEÑANZA?
Existen varias versiones de este cuento, pero la enseñanza es la misma.
Cada uno de nosotros tendemos a creer que estamos en posesión de la verdad y que los demás están equivocados, nos gusta tener razón y sentirnos de alguna forma superiores. Nos basamos para ello en nuestras experiencias y creencias. Pero ¿cuál es la verdad? Como en el cuento, cada uno de nosotros tenemos una verdad diferente a la del otro y nos cerramos en ella y ya no queremos escuchar más, eso nos aleja más aún de la realidad.
Nunca sabemos todo sobre ninguna cosa. Sin conocer todos los datos, sin intentar buscar y recopilar más información, esa verdad es incompleta. Así podemos enzarzarnos en absurdas discusiones, e incluso guerras, por nuestra ceguera e ignorancia. Solamente cuando tenemos la mente abierta y tratamos de escuchar y comprender a los demás, podemos ir acercándonos un poco a la verdad de cualquier tema. Si compartimos conocimientos, experiencias…entre todos podemos acercarnos más a la realidad.
Si los sabios ciegos del cuento hubieran aceptado la verdad del resto, habrían estado mucho más cerca de saber cómo era realmente un elefante.
Para terminar os dejo una sabia frase para tener siempre presente nuestra humildad:
Solo sé que no sé nada y al saber que no sé nada, algo sé, porque sé que no sé nada.
Sócrates
Agradecimientos a Almasu Awen por su versión de esta parábola. Podéis ver más dibujos de él en: